Es curioso que no
estés acá y, sin embargo, pueda verte silencioso, acostado a mi lado, mirando al techo, sin
hacer nada más. Curiosas deben ser mis lágrimas, alegres, queriendo salir ante
lo que hago ver a mis ojos, este armado de recuerdos, tan tierno.
Mi comida diaria es juntar las sensaciones de tu
tacto, tu risa, tus chistes, el ritmo de tu respiración, el té y los damascos;
todo lo que pueda para construir algo, hacer alguna magia y aparecer en tu
cabeza. Asomarme en tus pensamientos, es lo que quiero, ya que tenés el detalle
de agitar los míos.
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